Calles llenas de colores, música, danzas, disfraces, adultos, niños y desconocidos que se reúnen para celebrar una auténtica fiesta en honor al pequeño Niñopa, al puro estilo mexicano rodeados del mejor ambiente, los Xoximilcas celebran el Día de la Candelaria en grande y quienes han tenido la oportunidad de vivirlo no lo podrán negar.
El Niñopa es una imagen del niño Jesús, es de las primeras que se realizaron en México, se dice que fue hecho en el Convento Franciscano de San Bernardino de Siena en Xoximilco por un artesano indígena, su nombre es una combinación entre español y náhuatl que significa “niño del lugar” y se le considera una de las imágenes de culto católico más antiguas de Améria.
A diferencia de otros, este es un niño viajero y no permanece en una iglesia como es común, cada año una familia diferente lo cobija y se encarga de organizar el gran festejo, además de darle un espacio en su casa para sus juguetes, joyas, dulces, muebles y los más de 2 mil ropones que ha ido juntando a lo largo de los años.
Al Niñopa no se le puede tocar, tomar fotos con flash y mucho menos besarlo, ya que un poco de saliva pondría en riesgo su preservación, la figura fue realizada en 1575 y cada año le realizan una delicada restauración en el Instituto Nacional de Antropología e Historia de la Ciudad de México.
Esta tradición se realiza desde hace 440 años el 2 de febrero, Día de la Candelaria. Los posaderos (la familia que lo hospeda) son quienes llevan a cabo todos los preparativos para las más de dos mil personas que llegan a venerar al niño, incluida la bebida, la comida, la música, los fuegos artificiales, los adornos y todo lo que se necesita para que la verbena se lleve a cabo con éxito.
¡2 de febrero, el gran día!
Todo inicia con el desayuno que los anfitriones preparan para los asistentes, momento en el que comienzan a reunirse para después ir a la tradicional misa en medio de una procesión llena de música, cantos, fuegos artificiales y la tradicional danza de los chinelos, una comparsa formada por fieles creyentes en forma de agradecimiento, durante el camino hasta la iglesia de San Bernardino de Siena en Xochimilco se puede notar la increíble cultura mexicana.
Al finalizar la misa el Niñopa es entregado al posadero para ser llevado a casa acompañado de la misma procesión, entre cantos, bailes, mariachis, creyentes y visitantes que se unen a esta celebración, al llegar a su nuevo hogar comienza a repartirse la comida que se preparó para todos los asistentes de acuerdo a lo que los anfitriones hayan decidido hacer, pueden ser tamales, barbacoa, carnitas, etc.
Esta increíble tradición mexicana dura todo el día, por la noche vuelven a las calles donde todas las personas esperan para ver al niño, con luces de bengala iluminan el camino por donde pasará. Una posada que da fin cuando el Niñopa regresa a su hogar y es recibido por cantos y villancicos a cargo de una estudiantina. Ahí permanece por el resto del año y los posaderos reciben a toda la gente a lo largo de los 365 días que llegan hasta el lugar para conocerlo, pedirle un favor o mostrar su devoción.
Cómo llegar: Sobre la Av. 16 de septiembre esquina Gpe I. Ramírez. Col. Barrio de Santa Crucita, puedes tomar el tren ligero hasta la estación Xochimilco, y caminar 6 calles a la Parroquia de San Bernardino de Siena.
¡Las tradiciones también viven en la Ciudad de México!