Esnorquelear: Una Experiencia que cambiará tu vida

Lugar: Isla Mujeres, Quintana Roo

 Sentí temor al principio, porque era mi primera vez. Apenas había aprendido a nadar, pero sabía que era algo que tenía que hacer. Mi papá, quien siempre ha sido viajero, me dijo como ponerme las aletas y el esnórquel. Una vez listos, empezamos a caminar lentamente hacia el mar por una orilla rocosa, así que era necesario cuidarse para no tropezar. Fuimos acercándonos lentamente hacia lo profundo, hasta que a nuestros pies apareció un gran abismo azul.

Isla Mujeres

Mire al cielo, al horizonte, me acomodé el esnórquel, tome una bocanada de aire, sentí que temblaba, pero trate de convertir ese miedo en respeto y me sumergí. Apenas metí medio cuerpo en el mar y el tubo de mi esnórquel se llenó de agua. ¡Qué decepción!, tuve que regresar a las rocas, en lugar de ponerlo vertical, lo había puesto horizontal a mi espalda. “Errores de principiante” dijo mi padre, pero ahora traía medio litro de agua salada en mi estómago.

Corregí el error, de nuevo tome un poco de valor, di unos pasos hacia atrás y simplemente me deje caer para flotar. Aún no tenía ganas de mirar hacia abajo, ya que primero quería “calar” el mar, (¿miedo?), ver que tanto esfuerzo necesitaba e imaginar que estaba nadando en la orilla. Cuando me sentí seguro simplemente agache la cabeza para contemplar el fondo del mar.

Mi primer pensamiento luego de el fondo a través de mis googles fue: “Woooow… ¿estoy en el cielo?”, lo que vieron mis ojos fue un millón de veces mejor de lo que había imaginado, la sensación era como de volar, entrar en un mundo ajeno y brutalmente silencioso pero al mismo tiempo maravilloso. Estar volando sobre ese  mundo azul, fue algo espectacular.

Cientos de peces, grandes y pequeños jugando entre el arrecife, plantas marinas, algas y las formas caprichosas del arrecife, hicieron que todos los miedos se fueran de mi mente y no volvieran. Olvidas el tiempo y simplemente te dedicas a disfrutar del espectáculo. Con más confianza, ya no quise ser un espectador, así que me sumergí unos 5 o 6 metros y dejar que todo ese azul me envolviera con su magia, uno puede hacer piruetas, girar, subir y bajar como un pez más.

No sé cuánto tiempo estuvimos nadando, solo sé que fue lo suficiente para enamorarme del mar.

Snorkel en Isla Mujeres

Las palabras en este pequeño post, se quedan cortas, pero si algún día tienes la oportunidad de practicar el esnórquel o bucear, no lo pienses mucho, ¡hazlo!. Después ve a contemplar el atardecer, tendrás esa extraña sensación de entre nostalgia y amor, pero que de alguna manera, te cambia para toda la vida la manera en que ves al mar: sonreirás y el mar te sonreirá.



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