A veces la realidad sobrepasa la ficción, eso he descubierto en mi exploración en este mágico país llamado México, donde lo que pensé que era imposible aquí se hace realidad. México posee una superficie de 1.973 millones de kilómetros cuadrados donde podrás deleitarte de su impresionante cultura, tradiciones y parajes que enamoran a cualquiera que toca estas tierras, es como si tuvieran un hechizo.
Recorriendo el estado de Michoacán llegué a uno de esos lugares sacados de cuentos de hadas o más bien de cuentos de Edgar Allan Poe, el Volcán del Paricutín, que se encuentra ubicado en el ex poblado de San Juan Parangaricutiro (repitanlo varias veces y se transformara en el mejor trabalenguas del mundo mundial) y el poblado de Angahuan.
Para ir a visitar este mágico lugar es recomendable ir con ropa cómoda, zapatos de trekking ya que el camino es algo pedregoso pero maravilloso y mucha agua porque hace bastante calor. El volcán del Paricutín es el volcán más joven del continente americano. Este volcán marco la vida de muchos habitantes de la meseta Purépecha el día 20 de febrero de 1943 cuando comenzó su erupción. Cuenta la gente local que un campesino, se encontraba trabajando la tierra, cuando de pronto comenzó a temblar y a emanar un vapor intenso, para luego explotar un sonido donde volaron piedras a su alrededor, el campesino muy asustado corrió al pueblo a dar aviso, así fue como el poblado de Paricutín y San Juan Parangaricutiro quedaron totalmente cubiertas por la lava. La actividad del volcán duró alrededor de diez años y la lava recorrió diez kilómetros.
Actualmente el Paricutín es considerado una de las maravillas naturales del mundo. Su nombre proviene de la lengua purépecha que significa “lugar al otro lado”.
La caminata a la iglesia es de alrededor de una hora a dos horas dependiendo del ritmo de cada uno. El entorno natural es un deleite a la vista, donde los arboles de gran altura dejan entrar los rayos de sol creando un juego de luces de ensueño. Al pasar el tiempo se comienza a ver el suelo totalmente cubierto por ceniza volcánica transformando el paisaje en una gama de colores grises y marrones. A lo lejos comienzas a ver una parte de la ruina de una iglesia algo extraño en este paisaje desértico pero de un momento a otro aparece frente a ti la iglesia sepultada por la lava del volcán. Es un momento que te deja con la boca abierta, es un espectáculo a la vista, donde puedes recorrer el lugar de arriba abajo de izquierda a derecha, es un momento único, donde la naturaleza transforma la construcción del hombre con belleza.
Cuando disfrutas y observas el lugar con detenimiento pasan cosas únicas, como por ejemplo ver unos jóvenes de colegio pasando la tarde para no ir a clases, donde saltaban de una torre a otra para mostrar sus habilidades a las chicas que la acompañaban, es un momento de cotidianidad que a veces no se aprecia cuando solo vas de turista, es la magia de explorar.
La luz cambia a medida que pasa el día, los colores se intensifican, transformando un mismo espacio en algo diferente. El sol nos estaba dando el aviso que debíamos regresar para continuar otra aventura en el bello estado de Michoacán.
Parar visitar la iglesia o el volcán tienes que tomar la carretera número 14 de Morelia a Uruapan (110 km), luego tomas la carretera 37 en dirección a Paracho y antes de llegar a Capácuaro (18 km) toma hacia la derecha en dirección Angahuan (19 km). En Angahuan hay cabañas por si deseas descansar ahí luego de ir a conocer esta maravilla con una hermosa vista donde podrás divisar la iglesia.
Nosotras llegamos a la iglesia sin guía porque esta bien fácil el sendero pero si te gusta ir con guías para que te expliquen la historia, los mismo lugareños ofrecen el servicio, además de rentar caballo para los que no son amantes de las largas caminatas.
Viajar por México se ha transformado en una bella caja de sorpresas, ya que cada vez que me voy a una exploración me enamora con momentos únicos e inolvidable a través de su maravillosa gente y sus impresionantes paisajes de cuentos.
