Mi Encuentro con Frida Kahlo en la Casa Azul de Coyoacán

Lo emocionante que es la Ciudad de México lo tuve presente desde el despegue de aquel avión, tan inmensa es la sorpresa de esta metrópolis que no por nada ocupó el puesto 1 de los 52 lugares para visitar este 2016 del New York Times Travel.

Quizá no era la primera vez que pisaba tierras aztecas, pero si del fabuloso barrio de Coyoacán por lo que seguí mis deseos hasta conocer la Casa Azul y ahora para mí es genial contar que el día llegó, este lugar y yo hicimos “click” un domingo.

Era el momento de que todos mis sentidos atestiguarán las expresiones de arte, los colores, sabores, flores, café, la gente, todo lo que describe a Coyoacán y para mi, como admiradora de Frida Kahlo, la emoción incrementaba al saber que es el lugar que la vio crecer.

Saliendo de mi Zona de Confort.

Como cuando sales a carretera buscando respirar algo nuevo, así me sentí al llegar a Coyoacán, todo alrededor esflores coyoacan como un lugar provinciano, con nutrido bosque y de arquitectura admirable que resguarda años de historia tanto que parecía latente por la vibra que me transmitió.

Una cancunense puede ser amante de estos lugares, me apasioné por acoplarme a todo, solo bastó con intentarlo, hasta adorar el frío de enero, ver postales diferentes, personas con otras costumbres, qué genial es salir de lo habitual, algo que no se vive todos los días.

¡Hay que aprovechar el momento!

Hola a un espacio mexicano lleno de Artistas.

Hablo de las inspiraciones de los que escriben poemas, aquellos que su expresión está muy viva en sus dibujos, los músicos, la marimba de Veracruz aquí presente, hasta la creatividad de las palabras de los cantantes que se acompañan con guitarra y que alegran el momento a los comensales.

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Pero también hablo de los que caminan saboreando los helados artesanales, de los que ríen con historias cómicas, de los que se vuelven los mejores fotógrafos frente a la fuente de los Coyotes, la Parroquia de San Juan Bautista o su quiosco con el águila de bronce, o cuando conviven con un personaje del cine, pareciera que ese ambiente bohemio contagiaba y todos nos convertimos en artistas.

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Y las mascotas se dan siempre un verdadero festín.

Cada vez faltaba menos para llegar a la Casa Azul.

Un domingo en el Jardín Hidalgo es un mosaico de cosas por ver, es la segunda plaza más visitada de la Ciudad de México, si eres de los que se “agenta” muy rápido ve preparado, también ponle dosis de paciencia a tu día si se te antoja un café o un churro.

Coyoacán hizo magia en mi porque fui a descubrirlo con el tiempo y los recursos que tenía, no tan recomendado para los temerosos pero en esta historia la aventura tiene matices muy buenos:

“Ana llegaste tarde al Museo de Frida Kahlo”

Coyoacán conquistó a mi cámara por un largo rato haciendo que pierda la noción del tiempo, es fácil lograr esto con tanto a la vista, pero caminé hacia un quiosco pequeño que anunciaba ser el lugar perfecto para obtener información turística.

Una chica me preguntó qué necesitaba, requería un tríptico con los museos, parques y lo cultural que podía conocer en Coyoacán y sus horarios, me lo dio enseguida, todo era tranquilidad hasta que me dijo que el Museo de Frida Kahlo cerraba a las 5:45 mi reloj me dijo simplemente: corre.

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Faltaba una hora y pocos minutos para que cierre y aunque la casa estaba a pocas esquinas del parque Hidalgo yo continuaba tomando fotografías, sonreí con unos alegres payasos, me hicieron olvidarme del frío, también mi cámara se enamoró con la luz de los rayos que adornaban una heladería y al pasar por muy bellas casas simplemente no aceleré el paso.

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Llegamos al letrero que anunciaba  la dirección de la Casa Azul, solo necesité fijar mi mirada a la izquierda y reconocerla enseguida, en este viaje de novios el mío sabía la importancia de este día y del encuentro ¡Desde muy joven soy una fiel admiradora de Frida Kahlo!

Caminaba con temblor en las piernas, mi sonrisa ya casi quedaba congelada, el sol de la tarde pintaba el azul de la casa muy bien a lo lejos, no le di vista al reloj, yo solo seguía capturando el momento con mis tres cámaras.

Se me ocurrió la idea de que mi “Diego Rivera” se formara en la fila mientras terminaba mis variadas tomas, así fue, pero cuando crucé la calle me di cuenta de que un gran camión tapaba la realidad: había muchas personas en la fila, paso tras paso pensé “no lo vamos a lograr” al ver la distancia en la que él se encontraba.

Segundos después se nos acercó una mujer que vino a confirmarlo todo “solo les queremos decir que el museo cierra dentro de una hora, les recomendamos que si pudieran venir algún otro día sería mejor, quizá logren entrar pero el recorrido es de una hora, no podrán apreciar…”

Mi viaje de regreso era un martes y el lunes no abrían el museo, era ese domingo o nunca y la verdad no seguí escuchando nada, la escena se tornó muda…

“Ana llegaste tarde al Museo de Frida Kahlo” pensé y tras una lucha intensa de contener las lágrimas, no seDSC_0063 pudo más, traté de disimularlas y lo logré para las personas de la fila pero no para mi comprensivo compañero.

Mi Rivera salió corriendo a hablar por teléfono, mientras yo tomaba fotos a los altos árboles, por un momento pensé que con lo que la encargada acababa de decir la fila se haría más corta pero no, fueron demasiado perseverantes incluso los extranjeros.

Pasaron varios minutos y tras una honda resignación había planeado tomar un rico café, disfrutar del Centro de Coyoacán, comer demasiado y aceptar que así debió ser, “Quizá Friducha y yo no estamos tan conectadas”, dije y lo empecé a tomar con calma.

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Después de intentos fallidos el 17 de Enero del 2016 por fin entré a la Casa Azul.

Guillermo corrió hacia a mí, gritó mi nombre y me dijo que lo siguiera, dejé la fila y entre sus nervios y los míos no recuerdo lo que pasó en la entrada, solo supe que ya podíamos ingresar.

A pocos minutos de que se cerrara la venta online, Verónica, hermana de mi Rivera, compró los últimos pases en su celular, era la única forma de acceder y no hacer la fila larga ¿Lo puedes creer? En ese entonces yo no hasta que vi que era real, poco a poco.

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Entré a un mundo de fotografías del que al primero que reconocí fue al señor Kahlo, vi a los familiares de Frida, sus frases en la pared, ¡Cielos de verdad estaba ahí!

frida kahlo xochimilcoCon los sentimientos encontrados observé  una de mis fotos favoritas de Frida Kahlo en la que juega con el agua de Xochimilco, después la pintura de Viva la Vida me sacudió el alma ahora tenía lágrimas muy disimuladas pero de agradecimiento y emociones.

Fui descubriendo la colorida cocina, los pequeños detalles en la decoración que  pintan un hogar folclórico, mexicano, con vibra especial, también conocí la habitación de Diego Rivera y su muy particular overol.

Miré muy de cerca las pinturas de la artista mexicana, sonreí con bastante sorpresa, la silla de ruedas me hizo entrar en nostalgia, había emociones combinadas en ese momento pero lo disfruté con todos mis sentidos.pinturas frida kahlo

Entonces invadimos la privacidad de Frida, con el merecido respeto pasamos junto a su cama, y pude ver lo que ella veía al despertar: coloridas mariposas.

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Objetos íntimos, hasta sus cenizas, Frida Kahlo estaba ahí y me encontré con ella.

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Una casa Verdaderamente Grande.

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Como Frida Kahlo dijo una vez “Mi Casa es mi Mundo” sus jardines, paredes de piedra en gris, fuentes, es grande como grandes son sus recuerdos, sus detalles del México de los cincuenta, con historia, todo es impresionante hasta estas plantas que en el lugar de donde vengo simplemente no hay:

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Las Apariencias Engañan:corse frida kahlo

Después de comprar un lápiz y un libro para colorear, caminamos a otra parte del museo, al lugar donde nos encontraríamos con sus coloridos vestidos de tehuana, pero es más que una muestra de vestidos, ahí tuve un choque de emociones cuando me encontré con su corsé con el pequeño dibujo del símbolo comunista así como el zapato especial que ayudaba a caminar a la pintora.

En las paredes me encontré con fotografías, información además de dibujos de la misma señora Kahlo, como este que me impresionó demasiado:

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Se titula: Las Apariencias Engañan, tal y como se llama esta otra parte del Museo, el dibujo muestra las capas de identidad de Frida, cómo se encuentra ella dentro de sus vestidos, es una expresión muy íntima y sobre todo honesta.

Por la hora la cafetería se encontraba cerrada y la gente se fue saliendo de la casa, y yo después de mucho observar sentía cada vez más el silencio, convivimos con las plantas, con una pirámide en fin, con la energía, antes de salir nos acomodamos en una banca justo al lado de donde se proyecta un vídeo de la vida de Frida Kahlo y Diego Rivera.

No había prisa por salir así que disfrutamos de la poca luz que había antes de que anocheciera, agradecí con la mirada, con la respiración, con las emociones esta única y especial oportunidad, aprendí la lección, hay situaciones que no se dejan a la suerte pero cuando pinta a mi favor es como si ocurriera un milagro.

A mi milagro le llamé Guillermo y Verónica Martínez a los que les agradezco infinitamente su ayuda, agradezco que el universo se alineara y me diga que siempre si, Frida Kahlo y yo si estamos conectadas.

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Museo Frida Kahlo “Casa Azul”

Dirección: Londrés No. 247, Col. del Carmen, Coyoacán, abre de martes de 11 de la mañana a 5:45 de la tarde, miércoles a domingo de 10 de la mañana a 5:45 de la tarde. Entrada en taquilla $120 pesos entre semana, $140 pesos los fines de semana, con identificación de nacionales $70 pesos entre semana, $90 pesos en fin de semana, precio especial a estudiantes, niños y adultos mayores, $20 pesos extra si quieres tomar fotografías con cámaras profesionales y vídeo. Si compras en línea puedes ahorrarte las filas.

También puedes adquirir el Tour a la Casa Azul de Frida Kahlo.

Disfruta de esta casa que resguarda tanto, cuídalo y escribe tu propia historia.

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