Yaxchilán es mi sitio arqueológico favorito. Rentamos coche desde Tuxtla Gutiérrez y emprendimos el recorrido y justo aquí llegábamos al punto más lejano. Se accede por Frontera Corozal, las carreteras de Chiapas son las más complicadas que he manejado en mi vida, hay baches, topes y deslaves. Debo agradecer a todos mis familiares y amigos que me asustaron de más porque me hicieron tomar demasiadas precauciones.
La mejor recomendación fue no manejar de noche, es la regla de oro, sobretodo porque hay los llamados “deslaves” donde literal hay un hueco en la carretera que si no lo ves y caes allí, te vas por el precipicio, aunque de día es totalmente factible irte por el otro carril. Así llegamos a Frontera Corozal, está como su nombre lo dice, en la frontera con Guatemala.
¿Cómo llegar a Yaxchilán?
Llegamos a Frontera Corozal alrededor de las 6pm, no teníamos idea de cómo funcionaba el tour. Bueno, pues si tienes la misma duda, a Yaxchilán se accede por el Río Usumacinta únicamente, así que nos quedamos a dormir en el embarcadero que también tiene unas cabañitas, no son de gran lujo, pero están equipadas con lo suficiente como para pasar una noche tranquilamente y el precio bastante acorde a la calidad (alrededor de $750 M.N.). Pensamos que nos podríamos unir en la embarcación con varios de los demás huéspedes, pero para nuestra sorpresa, había muy poca gente hospedada y no había interesados.
El costo de la lancha para dos personas, es de alrededor de $1,000 M.N. así que fue un poco desalentador ese precio para dos mochileras, más aparte, los encargados de la cooperativa, nos dijeron que podría ser que llegaran al día siguiente grupos de turistas ya completos y que tuviéramos que esperar mucho tiempo y terminar pagando lo mismo. Así que la solución fue despertar temprano y cazar interesados para hacer un grupo y que fuera más económico.
Por suerte, una pareja de maestros jubilados provenientes de la Ciudad de México, que viajaban en una casa rodante un tanto vieja, pero aguantadora como Matusalén, también estaban interesados, así que entre cuatro aumentaba un poco el precio, pero ya salía en alrededor de $300 M.N. por persona.
Aunque te recomiendo también reservar con anticipación un tour a Yaxchilán
Salimos poco antes de las ocho de la mañana de Frontera Corozal, las embarcaciones son muy pintorescas, de madera y están pintadas de verde con rojo. Se baja por unos escalones muy empinados que uno creería que están malhechos, pero no, alguna vez estuvieron bien nivelados, pero el agua es la que se ha encargado de tenerlos así, depende de la época en la que vayas, bajarás más o menos escalones.
Una vez en la embarcación, podrás ver que el Usumacinta no es tan ancho, puedes ver que enfrente hay tierra, bueno, pues ese territorio ya es Guatemala, entonces vas en una lanchita hermosa, con un paisaje increíble de un lado tienes México y del otro Guatemala, uno que otro pescador saluda a la distancia, aves vuelan, árboles pequeños, altos, altísimos y en eso se abre ante ti Yaxchilán, el costado de una pirámide te recibe, bajas y es adentrarte en la selva. Aparte del costo del bote, cobran la entrada a la zona arqueológica, aunque cuando llegamos era muy temprano y jamás llegaron los chicos de la taquilla.
Un encuentro con la selva
Éramos cuatro adultos que nos separamos en el recorrido, ¿sabes qué significa eso? Nos quedamos dos y dos, nosotras por lo general avanzamos bastante lento, nos gusta tomar la respectiva foto, video, captar detalles del lugar, etc. pues esto significa convivir con la selva tal cual y como es, con todos sus sonidos, te sientes intruso entrando en un santuario natural.
se escuchan mil tipos de aves diferentes, el viento en las hojas de los árboles y de repente también monos aulladores, debo confesar que fue la primera vez que escuché a la selva de esta forma, tan natural, tan libre, por otro lado, no sabía qué era lo que rugía, en mi mente podía ser cualquier animal, incluso un jaguar, sentí un pánico terrible, después nos dijeron que eran simples monos aulladores y aunque se acerquen muy territoriales a aullarte de cerca (lo cual no fue mi caso), jamás te harán daño, son totalmente inofensivos, pero yo ni vi qué animal era, escuchaba por donde quiera que la selva rugía majestuosamente.
A pesar del intenso calor que hace en el día, por la mañana se respiraba la selva fresca y húmeda, Yaxchilán es enorme y fue una ciudad muy importante, significa en maya, “piedras verdes” y en sus mejores épocas dominó territorios como Bonampak y fue aliada a señoríos como Piedras Negras y Tikal, su acérrimo enemigo fue Palenque con quien tuvo una gran guerra en el 654 d.C.
Lo más impresionante de Yaxchilán son sus estelas que cuentan las numerosas hazañas del rey Pájaro Jaguar IV, el más grande líder que gobernó estas tierras. La Gran Plaza es un deleite a la vista, está rodeada por árboles y escalinatas de piedras forradas de verde follaje.
En Yaxchilán se encontraron innumerables esculturas con un detallado admirable, se encuentra allí mismo resguardada una escultura decapitada del rey Pájaro Jaguar IV, la cabeza se encuentra a un costado. Según una leyenda lacandona, cuando la cabeza vuelva a su sitio, bajarán jaguares celestes y devastarán el planeta.
La majestuosidad de este sitio, la selva viva, la naturaleza despierta y el recorrido en el Usumacinta, hacen de este viaje, una experiencia alucinante, ¡es una garantía!
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