Viajar es el acto más puro que puede hacer el ser humano. Es donde te encuentras contigo mismo, es el momento donde te enfrentas con tus miedos internos y donde aprendes a perdonar y a vivir el presente como el regalo que es.
Viajando fue como llegué a conocer la enigmática Península de Yucatán, lugar que guarda una misteriosa historia que envuelve a grandes y pequeños. Tomé el mapa de la península de Yucatán, que observé de punta a punta y detuve mi dedo en Río Lagartos, Yucatán. me llamó la atención su nombre y sin pensarlo, tomé mi mochila y partí a dicho lugar acompañada de mi pequeña motoneta Ventoccino. El recorrido que hicimos fue de Playa del Carmen a Valladolid y de Valladolid a Río Lagartos, todo por la carretera federal. Les recomiendo tomar esta carretera porque vas puebleando y así vas conociendo pequeñas comunidades mayas envueltas en la selva. Fue un viaje de seis horas aproximadamente porque Ventoccino va a sólo 80 kilómetros por hora, pero es un gran guerrero.
Al llegar a Río Lagartos con la piel algo tatemada por los intensos rayos de sol y los cabellos despeinados por el viento que tanto se agradece para refrescar, partimos a un pequeño restaurante ubicado a la orilla de la ría, se preguntarán porque escribí “ría” y no “río”, bueno, la explicación es la siguiente, el agua es una mezcla de agua dulce con salada, debido a que estos brazos de mar se mezclan con el agua proveniente de los mantos friáticos, los cuales se encuentran muy cerca de la superficie.
Al llegar al restaurante, un señor con todo el estilo de gordito bonachón, me empezó a sacar plática para invitarme a recorrer la reserva natural de la Biosfera de Ría Lagartos, sin pensarlo le dije que si, a ese tipo de invitación no se le puede rechazar. Capitán Chino Mosca, como lo conocen en el pueblo, se dedica a hacer tours por la ría junto a su tripulación. Entre el team del Capitán Chino Mosca, se encuentra Juan, nuestro Capitán. Es un joven conocedor de la zona que nos deleitará con grandes momentos. Este tour dura alrededor de dos horas, dos horas que vas a recordar toda tu vida.
El primer momento mágico del recorrido, fue cuando el Capitán Juan nos sorprendió sacando un mex o cucaracha marina, es una especie de cangrejo pero es de la familia de los arácnidos, una cosa muy rara, pero al mismo tiempo hermosa, perfección de la naturaleza. Ya con este descubrimiento yo estaba con la boca abierta, pero luego vino un momento más sorprendente, una águila emprende el vuelo para pescar un pez en cosa de segundos, ¡belleza pura señores! El paisaje verde del mangle y el cielo azul, junto a las distintas aves que sobrevolaban, desde fragatas a gaviotas como un gran número de patos, de un momento a otro, el panorama comenzó a tornarse rosado y aparecieron frente mi, las aves más elegantes de la naturaleza, los flamencos. Aves que te hipnotizan con su intenso color rosado e imagínate ver cientos de ellos juntos, una sinfonía visual para mis ojos.
Después de tanta belleza que me estaba regalando la naturaleza, el Capitán Juan nos llevó a conocer una laguna totalmente rosada y totalmente salada muy conocida como Las Coloradas, cuando te sumerges en sus aguas flotas como en el Mar Muerto, pero no es el Mar Muerto, es muy chistoso, sólo puedes estar cinco minutos porque o si no, te deshidratas por la alta cantidad de sal que contiene sus aguas. Luego te pones la mascarilla maya, que es el lodo que esta en el piso, te lo pones es todo el cuerpo convirtiéndote en una gran momia.
El Capitán Juan nos pide subir a la embarcación para llevarnos a limpiarnos la mascarilla. Con el viento y la brisa, la mascarilla termina dura que con suerte puedes sonreír. La lancha comienza a detenerse en una bella playa paradisíaca de aguas tranquilas, donde de un chapuzón nos metemos al agua para refrescarnos, Juan nos explica que está es la salida al famoso Golfo de México, yo muy emocionada porque esa fue la primera vez que conocía ese dicho lugar. Río Lagartos me robó el corazón profundamente como el primer amor.
Viajes como este, te hacen recordar que el mundo está lleno de grandes momentos que sólo hay que saber aceptarlos y vivirlos en el ahora, en el presente, y tomarlos como el regalo que son.
¡Te invito a visitar Río Lagartos, Yucatán!.
